Obsérvate
a ti mismo. Te pillarás con las manos en la masa muchas veces al día,
pensando en ficciones en vez de en la realidad. Mirarse en el espejo y
pensar que te estás mirando a ti mismo es una de las cosas más absurdas.
El rostro que se refleja no es tu rostro; es sólo la superficie, es
sólo la periferia. Ningún espejo puede reflejar tu centro. Y la
circunferencia no eres tú. La circunferencia sigue cambiando a cada
momento; es un flujo.
¿Por qué estás tan atraído por la forma?
¿Por qué no por lo real? Un ser humano que se busca a sí mismo, al que
ha llegado a interesarle el autoconocimiento, va rompiendo todos los
espejos. No sonríe porque la gente le está mirando y una sonrisa causará
una buena impresión, sonríe cuando lo siente. Su sonrisa es auténtica.
No depende de la gente, no depende de quién esté mirando. Él vive su
vida. No está siempre intentando convencer a una audiencia de que “soy
de tal o cual manera”.
Recuerda: la gente que está demasiado interesada en convencer a los
demás es gente vacía, hueca por dentro. No tienen nada auténtico. De
otra forma, el deseo desaparecerá. Si eres feliz, eres feliz, y no
piensas en ello, en que tienes que verlo reflejado en los ojos de los
demás. No vas recogiendo opiniones. Cualquier identidad que creas tener,
simplemente analiza y verás que miles de personas han dicho cosas sobre
ti y tú las has recogido. Algo que dijo tu madre, algo que dijo tu
padre, tu hermano, los amigos, la sociedad, y tú has recogido todo eso.
Por supuesto, va a ser contradictorio, a causa de tanta gente, tantos
espejos. Tu identidad es autocontradictoria. No puedes llamarla un “yo”,
porque un “yo” sólo es posible cuando ya has dejado de vivir en
contradicciones. Pero para eso tienes que entrar en tu interior. Lo
primero que hay que comprender es que tu ser ya te está esperando,
dentro de ti. No necesitas mirar a los ojos de nadie más.
No creas en los espejos, cree en la realidad.
Osho.
Obsérvate
a ti mismo. Te pillarás con las manos en la masa muchas veces al día,
pensando en ficciones en vez de en la realidad. Mirarse en el espejo y
pensar que te estás mirando a ti mismo es una de las cosas más absurdas.
El rostro que se refleja no es tu rostro; es sólo la superficie, es
sólo la periferia. Ningún espejo puede reflejar tu centro. Y la
circunferencia no eres tú. La circunferencia sigue cambiando a cada
momento; es un flujo.
¿Por qué estás tan atraído por la forma? ¿Por qué no por lo real? Un ser humano que se busca a sí mismo, al que ha llegado a interesarle el autoconocimiento, va rompiendo todos los espejos. No sonríe porque la gente le está mirando y una sonrisa causará una buena impresión, sonríe cuando lo siente. Su sonrisa es auténtica. No depende de la gente, no depende de quién esté mirando. Él vive su vida. No está siempre intentando convencer a una audiencia de que “soy de tal o cual manera”.
Recuerda: la gente que está demasiado interesada en convencer a los demás es gente vacía, hueca por dentro. No tienen nada auténtico. De otra forma, el deseo desaparecerá. Si eres feliz, eres feliz, y no piensas en ello, en que tienes que verlo reflejado en los ojos de los demás. No vas recogiendo opiniones. Cualquier identidad que creas tener, simplemente analiza y verás que miles de personas han dicho cosas sobre ti y tú las has recogido. Algo que dijo tu madre, algo que dijo tu padre, tu hermano, los amigos, la sociedad, y tú has recogido todo eso. Por supuesto, va a ser contradictorio, a causa de tanta gente, tantos espejos. Tu identidad es autocontradictoria. No puedes llamarla un “yo”, porque un “yo” sólo es posible cuando ya has dejado de vivir en contradicciones. Pero para eso tienes que entrar en tu interior. Lo primero que hay que comprender es que tu ser ya te está esperando, dentro de ti. No necesitas mirar a los ojos de nadie más.
No creas en los espejos, cree en la realidad.
Osho.
¿Por qué estás tan atraído por la forma? ¿Por qué no por lo real? Un ser humano que se busca a sí mismo, al que ha llegado a interesarle el autoconocimiento, va rompiendo todos los espejos. No sonríe porque la gente le está mirando y una sonrisa causará una buena impresión, sonríe cuando lo siente. Su sonrisa es auténtica. No depende de la gente, no depende de quién esté mirando. Él vive su vida. No está siempre intentando convencer a una audiencia de que “soy de tal o cual manera”.
Recuerda: la gente que está demasiado interesada en convencer a los demás es gente vacía, hueca por dentro. No tienen nada auténtico. De otra forma, el deseo desaparecerá. Si eres feliz, eres feliz, y no piensas en ello, en que tienes que verlo reflejado en los ojos de los demás. No vas recogiendo opiniones. Cualquier identidad que creas tener, simplemente analiza y verás que miles de personas han dicho cosas sobre ti y tú las has recogido. Algo que dijo tu madre, algo que dijo tu padre, tu hermano, los amigos, la sociedad, y tú has recogido todo eso. Por supuesto, va a ser contradictorio, a causa de tanta gente, tantos espejos. Tu identidad es autocontradictoria. No puedes llamarla un “yo”, porque un “yo” sólo es posible cuando ya has dejado de vivir en contradicciones. Pero para eso tienes que entrar en tu interior. Lo primero que hay que comprender es que tu ser ya te está esperando, dentro de ti. No necesitas mirar a los ojos de nadie más.
No creas en los espejos, cree en la realidad.
Osho.
Hola mi querida Isabel. Un buen post, lago para pensar y corto para actuar.
ResponderEliminarMuchos se están mirando el ombligo y no ven la realidad de su vida, porque viven la supercialidad.
Una mirada interior nos da a conocer cómo realmente somos.
Mil besos para ti.
Con ternura.
Sor.Cecilia
Hola Sor Cecilia!!!
ResponderEliminarmuy cierto lo que dices, es asi..bueno pero para eso venimos a este mundo para "crecer", tiempo de escuela....
MIl besos para ti tambien
Isabel
Gracias mi querida Isabel, veo que te gustó ese bello poema, aunque es triste, pero es nuestra lucha.
ResponderEliminarUn petó
Sor.Cecilia